La plomería, un oficio en crisis que sigue siendo esencial
A pesar de la alta demanda de servicios, el oficio de plomero atraviesa una crisis de vocación, especialmente entre los jóvenes. A medida que las aspiraciones laborales del siglo XXI se alejan de las tareas manuales, menos personas se forman en esta actividad, vital para la salud pública y el abastecimiento seguro de agua en ciudades como Rosario. Según un reciente informe de la empresa de soluciones sanitarias Amanco Wavin, casi no se encuentran plomeros menores de 25 años en Argentina; la mayoría de los profesionales tienen entre 46 y 55 años, con apenas un 13.4% en la franja de 26 a 35 años, y es un oficio predominantemente masculino.
Franco Lorusso, instructor en el Centro Provincial de Formación Profesional Nº 2 de Rosario, observa esta tendencia desde su curso de “Montador de instalaciones sanitarias domiciliarias”. Lorusso, de 33 años y plomero en ejercicio, describe que pocos jóvenes se interesan en formarse en esta área y la mayoría de sus estudiantes superan los 30 años. “El oficio se está perdiendo porque los jóvenes crecen con otras expectativas. Yo empecé porque vi a mi papá ser plomero”, explica.
Por su parte, Agustín Lanzieri, presidente de la asociación civil Plomeros Sanitaristas Argentinos (PSArg), recalca que esta situación no solo afecta a Rosario, sino a todo el país. La falta de regulación y formalización del sector complica el panorama. “Somos trabajadores independientes, sin gremio, y estamos en la informalidad”, afirma Lanzieri, quien lidera esta organización que agrupa a 35 mil plomeros desde Ushuaia hasta La Quiaca y tiene como objetivo profesionalizar el oficio y otorgarle valor agregado. Actualmente, la PSArg avanza en la creación de un proyecto de ley para implementar una matrícula nacional para los plomeros, similar a la que poseen los gasistas.
La falta de regulación permite que personas sin formación adecuada trabajen en el sector, lo cual plantea riesgos. “Muchos ven un video en YouTube y se largan a trabajar como plomeros. Sin un ente regulador, cualquiera puede hacer el trabajo, aunque no esté capacitado”, explica Lorusso, quien enseña a sus estudiantes en un espacio de simulación real, donde practican instalando elementos como inodoros y calefones. Aunque las mujeres son minoría en sus clases, su participación está en aumento. Lanzieri destaca que, además de sumar nuevas perspectivas, las mujeres aportan mayor organización y precisión al trabajo.
La falta de profesionales en el sector, junto con la ausencia de regulación y la escasez de jóvenes, podría traer serias dificultades para las comunidades urbanas en el futuro. En Rosario, donde el 10% de la población no accede a la red formal de agua potable, el trabajo de los plomeros resulta esencial para garantizar el acceso seguro y sustentable al agua.